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Las que en mayor estima tienen la tra doctrina. Segregar la ciencia de la
instrucción considerándola como á mó- moral, divorciar esos dos elementos de
vil de su futura grandeza, no son cier- cultura y civilización, es el peor de los
tamente las que más culto rinden á las males que puede caer en las socieda-
verdades reveladas y las que más se des. El hombre no vive sólo de la luz
distinguen hacia el respeto á las leyes de la inteligencia, se civiliza y perfec-
morales que debieran sostener; lo que ciona al influjo de las inspiraciones de
observamos, al través de las luces de la verdad que forman y satisfacen su
la historia y de la experiencia, una dis- corazón. El pensamiento, además, está
locación en su organismo social y una en intima relación con la voluntad, y
decadencia visible en las verdades mo- si al primero se le abren horizontes por
rales y religiosas. los dilatados espacios de la ciencia, sin -
Registrad la historia los que no deis un móvil poderoso que encarrile sua-
erédjto á nuestras aseveraciones y ob- vemente sus exigencias, caerá en las
sér-va? lo que pasa en esos pueblos, que aberraciones más monstruosas, será
decía, son la vanguardia de la civiliza- víctima de los errores más groseros. Y
ción-, y después de haberlos atentamen- no es que nosolros rechacemos la cien-
te examinado, podréis decirnos si no es ia, que no acariciemos todos los ele-
la misma verdad lo que asentamos co- mentos preciosos que encierra en su in-
mo á consecuencia de una instrucción terior, no nos conocen los que de seme-
que no tieiieipor basé á esa ciencia di- jante suposición pudieran acusarnos; la
vina. rechazamos cuando no se subordina á
En los estajos cuya ciencia prescin- la moral católica, cuando sirve de ar-
de de la moral católica, se anubla la ma para atacar la fé é instituciones le-
inteligencia de, aus individuos con las gítimas de los pueblos, cuando sirve
sombras del errar, y un foco de doctri- para trastornar el orden social y mo-
nas disolvente, e^ el resultado de seme- ral, porque el hombre, más que gran
jante tolerancia, Pe, él sale la lava abra- político, más que elocuente orador, más
sadora que sumerja á los pueblos en la que insigne repúblico, debe recordar
incredulidad, el ra.yo eléctrico que hie- que es cristiano, que tiene por calvario
re á tantas inteligencias como se pre- al mundo y por corona la inmortalidad.
sentan á su paso, el mortífero veneno La sana filosofía, la verdadera mo-
que corrompe el corazón y que disuel- ral, no pueden vivir en relaciones amis-
ve de su seno sus más bellos senti- tosas con esa ciencia que quiere pres-
mientos. No citaremos ejemplos de ellos cindir de sus doctrinas y enseñanzas.
que hoy podrían servirnos de argumen- Este orgullo científico es tan general,
to para apoyar nuestras apreciaciones, está tan umversalmente esparramado
pues á la ilustración de nuestros lecto- por todos los centros de ilustración,
res apelamos en confirmación de nues- que casi se hace imposible hallar el ni-