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EL LLOUETENSE

bien falso; es preciso no ignoren

nuestros encubiertos calumniado-

res, que el celosísimo Alcalde de     LA EDUCACIÓN DE LA MUJER.
esta villa, prescinde de la política

y solo se ocupa de Administración,

que el apreciable jefe de correos y            o hace mucho tiempo que
telégrafos, se ocupa solo de cum-              los periódicos de la Corte
plir con su deber, y le tiene muy              referían el siguiente, triste
tranquilo la política; que el Juez             suceso:
municipal, tiene como á particular,
muchos deberes á que atender, y         «Una hermosa joven, muellemente
como Juez municipal, es su celo é     reclinada en un lujoso carruaje, tirado
interés desempeñar el cargo con       por dos briosos caballos, paseaba por
rectitud y justicia, desdeñando á la  las alamedas del Retiro, cuando de
falsaria política; y que al dignísi-  pronto, una señora anciana, que de le-
mo Párroco, no.le sobra el tiempo     jos la venía siguiendo, se lanzó á la
para cuidarse de esas miserias,       portezuela del coche, con los brazos es-
pues lo cree más provechoso em-       tendidos, gritando con una voz salida
                                      de lo más profundo del alma: ¡hija

plearlo en la cura dé almas, é in- mía!... y cayendo al suelo desplomada.

culcar sanas lecciones de moral á Algunos de los espectadores de tan
sus feligreses. Sepan esto nuestros triste escena, corrieron en auxilio de la
enemigos desocupados, y por lo de- pobre anciana, y un honrado obrero se
                                      apresuró á sacar una moneda creyen-
más, estén tranquilos y seguros,      do que el desmayo de aquella infeliz era
que nuestro daño en política, será    producido por el hambre.
nulo, pues nuestra actitud franca y
                                        Por el hambre, sí; pero no del cuer-
leal, permanecerá agena, hoy, ma-     po, sino del espíritu; por el hambre, sí;
ñana y siempre, á esas luchas de      pero no de alimenta para la materia,
partido, que llevan á las poblacio-   sino de amor filial para su alma.

nes enemistades, rivalidades, y dis- La elegante joven, ante el grilo de
gustos, de los que queremos pres- su anciana madre, quedó trastornada,
cindir, para el bien general de núes indecisa, temblorosa.

tra villa y el particular de los re- En su interior se libraba un tremen-

dactores de esta humilde publica- do combate.

ción.                                   Era una hija que habia abandonado
                                      á su madre, seducida por el lujo.
       E. M.

                                      Sin los estúpidos anatemas á la mu-
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