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EL IRIS

ter del hombre más vicioso y deprava- de ello bastará reconocer el mérito de

do. A su poder las pasiones se .exaltan, ciertos trabajos confeccionados por los

el corazón se inflama, el espíritu se ciegos, y más que á esto, las obras ar-

lanza más allá de los espacios como so- tísticas admirables de todos los siglos

brecogida por una fuerza mágica, toda que la mano del hombre ha sabido le-

la vida moral, en fin, con sus placeres vantar guiado por su genio y su ta-

y tristezas, con sus glorias y miserias, lento.

se rinde ante el poder atractivo de es- Para desarrollar este órgano, basta
tos incentivos del corazón humano. tocar los objetos, fijar en ellos su aten-

Si el oído goza en los sonidos que ción^ estudiar sus formas y cualidades,

están en relación con sus necesidades en fin, sus propiedades físicas de que

y naturaleza; si el hombre moral-mente están dotados. Si estos ejercicios se

hablando, se perfecciona mediante este practican sin el auxilio de la vista, sus

órgano sensorio, no menos sufre y resultados son todavía más eficaces.

hasta se obstruye éste, si al percibirlos El gusto: La lengua es el órgano
son opuestos é irregulares.
                             más principal de este sentido; su acti-

La educación de este sonido se con- vidad es toda física y material. Sin em-

serva y desarrolla, evitando exponer de bargo, él nos advierte, muchas veces

repente á ruidos fuertes, ó demasiado de los peligros que amenazan nuestra

intensos. Fijar nuestra atención en los existencia, avisándonos nos abstenga-

diversos sonidos de la naturaleza, en mos de ciertos alimentos.» (Cuántas ve-

el silbido del viento, en el armonioso ces este órgano nos ha librado de en-

canto de las avecillas, en el murmnllo fermedades terribles y hasta de la mis-

de las fuentes, y así perfeccionaremos ma muerte! ¡Cuánto debemos ala bon-

el oído, á la vez que el alma se engran- dad del Criador!

decerá en las obras de la creación, si Para educar y perfeccionar este sen-
añadimos á esos medios de educación tido, es necesario y aún indispensable
el verdadero lenguaje de la poesía, la su ejercicio hasta en circunstancias con-
música.
                             venientes: fuera de tiempo repugna'.

JDel tacto: Este órgano reside en to- Esto depende de la clase de alimentos,

das las partes del cuerpo, es propiedad en perjuicio de su desarrollo.

de la piel, en general; pero el tacto re- Él olfato: La facultad de percibirlos

side especialmente en las yemas de los olores de los cuerpos reside en jas fosas

dedos de la mano, donde al efecto se nasales. Este sentido no se limita á

acumulan gran número de filamentos conocer la cantidad de aire que ha de

nerviosos. La mano es un órgano ma- servir para la respiración, es un auxi-

ravilloso para ejecutar muchas cosas si liar del gusto con el que tiene íntimas

está dirigida por la inteligencia. Bien relaciones. Si el gusto aprecia las cua-

desarrollado adquiere gran delicadeza lidades esenciales de las sustancias des-

y es susceptible de tal aptitud, capaz de tinadas á la nutrición, el olfato goza

la perfección más sublime. En prueba además de la facultad de apreciar las
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