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EL IRIS

•tenores, cuando en realidad no existe tar por consiguiente la simultaneidad

en ellos más que cierta irritación or- en ellas para uo caer en un trastorno

gánica que altera notablemente las que produciría en nosotros un desa-

fuerzas físicas, y, en su consecuencia, rreglo completo. La actividad parece

cierto desequilibrio en el espíritu.      ser el estado normal de nuestro cuerpo,

De igual manera es el influjo que asi como el desarrollo gradual el de

ejerce el«spíritu sobre el cuerpo. Sus nuestra alma; asi pues, para contrariar

conmociones particulares, las afeccio- las influencias exteriores que alteran

nes morales, la vehemencia de los sen- sus funciones, es necesario hermanar

timientos cuando agitados por causas en íntimo consorcio, los elementos que

exteriores las vemos retratadas en el tienden á dirigir con sabia previsión

exterior con cierta palidez en el sem- los instintos, facultades y sentimientos

blante, flaquezas y debilidad corporal. de la naturaleza humana. Que Dios al

. Los esfuerzos de la imaginación ejer- unir tan estrechamente en ella el espí-

cen igualmente al cuerpo impresiones ritu y el cuerpo, ha querido que am-

tales, como si hubiesen sido puramen- bas sustancias no se destruyeran mutua-

te físicas. El predominio de la fantasía mente, ni se repeliera la una contra la

y del sentimiento, cuando no sean re- otra, sino que su objeto al criarlas, ha

gulados por la razón imparcial y sere- sido para que el hombre alcance su

na, es causa muchas veces de altera- mayor perfección posible, física, inte-

ciones notables en el cuerpo, de pade- lectual y morul.

cimientos agudos en nuestro sistema                           Ü A.
nervioso, al paso que la serenidad de

ánimo, mejor.dicho, la tranquilidad de

conciencia preserva al cuerpo de mu-      PROYECTO DE REGLAMENTO
chas enfermedades, y es un preservati-

vo eficaz para precaverlas.- Finalmente                  DEL
la expresión de los ojos, nuestras fac-

ciones y nuestro proceder mismo,

muestran una vez más, cuan intima-

mente el cuerpo depende del espíritu

y de su íntima y armónica relación.                      DE

  De.lo expuesto podemos muy bien               Lloret de Mar.
deducir la necesidad absoluta que te-
nemos de huir de los extremos en la                   (Conclusión.)
educación, y proceder ordenadamente                  CAPÍTULO V.
en todas nuestras operaciones. Si pre-        - Disposiciones genérale?.
domina en ella la actividad muscular,     Art. 48. En el desempeño de su
se quebrantan las facultades superiores,
y si éstas se esceden en su desarrollo
violento, SÍ debilitan ks demás. Evi-
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