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CARTA DEL                                                              DIRECTOR

NAVIDAD y MAGOS

   He aquí un par de fiestas en cuyo tra-        ^ 4-                                   ofreceràn presentes; los reyes de Saba y
dicional modo de celebrarsc, es fàcil dcsc"-                                            Shcba le entregaran sus tributos».
brir el mas exacto reflejo de una religión                          ^
popular que vibro sieniprc y ha de vibrar                       X                          Y como ofrecieron oro, incicnso y mirra,
todavía hasta la consumación de los ticni-
pos, en la en'trana, en lo intimo — no en la                           íf quiso la ileyenda que fucran reyes. Bueno.
extrana, en la fachada, en lo que esta fue-                                             Y basta ya de zanfonias monàrquicas...
ra — de nucstra scnsibilidad.                                                              Però acerquémonos curiosos, a la inicial
                                                                                        y mas pròxima de ambas conmemoraciones
   Un par de fiestas, que se compenetran,                                               y sepamos oir el feliz grito de esta espècie
se necesitan y se funden espiritualnicnte.                                              de vigia infantil, que se nos agarra a las
jCuàn diiicii y pcnoso, imaginar la una sin                                             solapas del a'ima: jNavida'd a la vista! Na-
la otral La Ic sin etiqueta, Ja lianiada fe dci                                         vidad, fiesta embrujada, conservadora y fa-
carbonera, exige, reclama tras la Natividad                                             miliar; una fiesta para las personas de orden
en el pesebre, que unos misteriosos astró-                                              y de buenos modales, que tienen una estufa
logos de tres colores vengan de Icjos para                                              bien calientc en una casa confortable. Al-
rendir pieitesia al Iníante judio; los Magos                                            rededor de la mesa en la que nada falta,
terminan de sazonar de encantamiento un                                                 pulula toda una tribu de hijos educades en
cicló que SC inaugura en Belen. Magos y                                                 colegios de pago y de moda...
no reycs, les llama Mateo. Y magos cran
quiencs poseian el arce o ciència de hacer                                                 Imaginemos una fiesta inglesa. Una fiesta
cosas extraordinarias. íCómo? A través del                                              para qucdarse en el dulce hogar, «at home»,
poder creador, la fuerza cngendradora, de                                               raientras lluvia y nicve enlodan absurda,
ia palabra: «En el principio existia cl Ver-                                            obstinadamcntc, las calles. Estàs calles blan-
bo...», ieemos en el prologo dcl EvangeÜo                                               cas, grises, de Navidad de tarjeta de íeli-
según San Juan. Ei verbo, eso es: la pala-                                              citación, doode los escasos ninos pobres que
bra. Antcs que las cosas fue el nombre, la                                              van quedando con lo del Plan para desarro-
palabra para conocerlas; lo que -— tijémonos                                            llamos, ateridos de frio, piden generosas li-
bien — es igual a declarar que una realidad                                             mosnas y ropa usada. Quizas les lleguc co-
no cxiste si no lleva un nombre (San Juan                                               mo una promesa, cl rumor Icjano, sordo,
recoge con eso un antiquisimo aforismo ba-                                              dd viliancico que entonan otros ninos mas
bilónico del Poema de la Creaciòn. según                                                bien comidos, mas fofos:
cl cual en un principio era cl caos y nada
tenia nombre). Yo siempre abrigué la sos-                                                              ...a celebrarlo van
pecha de que los Magos de la Epifania cris-                                                            en sa nit més joiosa.
 tiana, liablando y conjurando invocaciones                                                 Y he aquí casi todo lo por dccir en tan
 cabalisticas engcndraban hechos tenidos por                                            breves líneas. Punto final: T R A M U N T A -
 prodigiosos.                                                                           NA, su cuerpo de redacción y su director,
                                                                                         les desean unos hermosos, interesantes, fe-
    Magos y no reyes, rcpito. En los viejos                                              lices días navidenos. Amables lectores.
 monumcntos, visten ropajes persas y no He-
 van la tiara de los monarcas, sinó cl gorro                                                           7—
 frigio. La idea de la rcaleza de los Magos,
 no asoma tampoco en los primeros padres
 de la Iglesia. Sin duda fue convcniente su
 transformación en reyes para dar cumpli-
 miento a las profecías mesiànicas. ïAcaso
 no lo habia predícho el Salmó 72 de Salo-
 mon?; «Los reyes de Tarsis y las islas le
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