Page 3 -
P. 3

3

Con elocuente y fácil palabra reba-

tió las injustas pruebas de los liti-

gantes, dejándoles como el gallo

de Morón; pudimos distinguir mas       ^SECCIÓN JÍITEÍ\ARIA4
de una vez á los solitarios, como

apretaban sus limpios dientes al

labio inferior, prueba evidente les    EL HIJO DE LA LAYÁ1EM.
mortificaba la palabra del distin-

guido letrado señor Sol. :

   La Sala, oidas las razonadas é s -                (Historia vindica)
plicaciones y la brillante defensa

de la causa, ha confirmado nues-       Zk¿Cadre é ZHTIjo.

tras esperanzas, absolviendo com-

pletamente á los acusados y dejan-

do sin efecto los procedimientos ul- j í l f § l l | los anos de 15Í2 vivía en
                                       j j M t e f i Granada una pobrecita lavan-
teriores:
                                       $ffiP^ dero, viuda, llamada Catalina,
Bien por el. tribunal: en él con-
                                       de honestas y cristianas cos-

fiábamos, no ignorando su rectitud tumbres Su hijo Luisito era un niño
                                       muy hermoso, de rostro moreno y son-
y justicia en todos sus actos.         rosado, de frente despejada y serena,

Miles, de plácemes al abogado de negros y rasgados ojos; cuya mira-

defensor señor Sol, le damos la mas da viva é inteligente templaba el dulce
                                       y candoroso reflejo de la inocencia, de
entusiasta enhorabuena, por el         su corazón. • ; • * '

acierto, noble interés y justos razo- Aquellos dos pobres seres á quienes

namientos de que se valió,* para el mundo llamara desgraciados, eran,

aplastar á ios atropelladores de sin embargo, felices; porqué creían en
                                       Dios y esperaban en su bondad, y por-
ciudadanos pacíficos,  y     cuente    qué tenían, para consuelo .de su infor-

siempre con nuestro eterno recono- tunio, una oración en los labios v una

cimiento. .                            lágrim i en los ojos. Bienaventurados

Su .rica orataria y su palabra         los que lloran; bienaventurados los po-
                                       bres, dijo nuestro Redentor; y estas

convincente y.concisa le han con-, verdades se cumplían al pié de la letra

quistado un puesto mas en los es- en Catalina y Luisito, pobres de los
                                       bienes que secan y metalizan el cora-
caños de letrados ilustres.            zón, pero ricos de fe y esperanza, que

' ..         E . MARTÍNEZ.             le subliman y le consuelan, con la dul-
                                       ce perspectiva de una región de amor

                                       y de dicha, al extremo de esta vida

                                       desgraciada.

                                       Luisito apenas había conocido á su

                                       padre; pero Catalina se lo recordaba
   1   2   3   4   5   6   7   8