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. EL LLORETENSE
En los puertos y en las playas más solitarias • • ]E1 mar! hé aquf lo más imponente y mages-
se han ido acumulando lodos y restos animales tuoso de la naturaleza y lo menos estudiado y
y vejetales: que casi los obstruyen y, sin embar- conocido. Bajo su vastísima superficie yacen los
go, sus emanaciones pútridas a todas luces no inmensos criaderos de sal, que continuarán fa-
han preocupado a los gobiernos, 'fracasando ca- cilitándosela á los millares de.seres que pueblan
si todas las compañías que han procurado ba- la tierra; y los detritus de sus alyas, acumula-
rrerlas y exterminarlas. Sin ir más lejos (pues dos en las. orillas, con.las agregaciones que la
con el vapor ya no hay distancias), Rio Janeiro, tierra le envía, serán focos de infección para los
capital del Imperio del Brasil, tiene sus vastas vivientes, mientras no se piense en destruirlos.
playas diariamente apestadas por las materias ¡Oh! con los millones de millones empleados
fecales de la población, que para ser arrastradas en guerras fratricidas y continentales, ningún
más allá de las mismas, se necesita'un reflujo puerto estaría sucio, y las perlas fluctuarían en
rápido de las aguas, no siempre tan activo co- sus ondas de ópalo y coral.
mo seria de desear. '„ ¡El mar! hó aquí lo bello y lo sublime juntos,
atrayendo como el candor y la inocencia. Y sin
La fiebre amarilla, azote iio menos" destruc- embargo, al lado de sus gotas dulces, se hallan
las amarguras de las epidemias, que es necesa-
tor que el cólera-morbo, se ha hecho casi endé- rio desterrar.y temer, como el veneno de los
mica en aquella población fluminense^ y no obs-
tante los estudios que se han. hecho y. .siguen
haciéndose respecto de ella, todos se dirigen al Borgias y de los Médicis, con toda la energía
parasitismo, buscándolo hasta en los restos, hu- de que es capaz nuestra especie, cuando sabe
manos de los cementerios. elevarse con su gigante esfuerzo, á la altura do
Buenos-Aires y Montevideo son también po- su misión.
blaciones que orillan con rios cenagosos, y en
la capital argentina, por ejemplo, la fiebre a m a - Sección literaria.
rilla ha hecho ya estragos espantosos.
Nueva Orleans, en los Estados-Unidos^ es
una ciudad que todos los ailos'sufré una verda-
dera carneada, quedándose huérfana de persp-
' ñas muy importantes. ••.,-. ;..' -.v:<;...;..• .•: :-,
El cólera no es extrafló¿aquellasinvasiones' (nOCKTOS DEL NATÜBAL.)
de muerte, y lo mismo pasa en Verácruz y l a . . . {Conclusión.)
Habana, cuyos puertos están atascados de lodo
y materias animales y vegetales'en descomposi- . " . XVI. . ;
ción, causando estragos que siembran; el; pánico Absortos!los préséntes.al, coótemplar cuanto pa-
y el terror; y si algunos' parecen "fuertes contra saba,; todos guardaron el:mas solemne silencio.
;.; Margarita y su madre habían desaparecido de
sus estragos, es porque se. hacen la ilusión de
que no les ha de matar. , , la estancia. .-
Marsella y Tolón son puertos cenagosos á Foco tardó; en divulgarse la noticia de lo ocurri-
do estendiéndose rápidamente por toda la pobla-
todas luces: ¿cómo no se ha pensado alguna vez
en limpiarlos, para evitar de este modo contin- ción.
., Amanecía.
gencias funestas? • - • ••••• •'• • • ' ••
Se deduce de'este abandono, que se piensa Los dulces trinos de las aves guarecidas en los
mucho en el adorno exterior de'los pueblos, árboles del huerto que se esteudia tras la casa de
aunque los gérmenes de la muerte queden la- Margarita, saludaron la llegada del nuevo dia, que
tentes y amenazadores en su seno. contrastando con las escenas que acabamos de refe-
rir, presentaba ser uno de los mas hermosos de la
Se busca el microbio por donde es más fácil estación.
hallarlo (y á saber si será materia de hongos,
emanación de estríenos, descomposición eléctri Acabó Margarita de vestirse un humilde traje
ca, pues en hipótesis todo se puede admitir), y de merino negro, y llegándose á una de las venta-
no se intenta destruir los lodos y pantanos, de nas de su cuarto esclamó con la mas triste amar-
donde, antes de los estudios micrográficos, se gura:
pensaba que emanaban los agentes dé las fie-
bres intermitentes, que es la enfermedad que — ¡Pobre Enrique!... Ya no dibujarás mas letras
tiene más íntimas relaciones con el cólera-mor- para mis bordados, á la sobra de esos árboles. Ya
bo-asiático, y donde continuarán encañando, no escucharás conmigo el arrullo de las palomas
que revoloteaban sobre nuestras cabezas, ni escu-
charemos junios el gorgeo de las aves
hasta que se intente destruir Jos focos que los Un torrente áe lágrimas se desprendió de sus
producen. -. ojos; mas reponiéndose de improviso dijo: