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EL mm.

     -el triunf» de la libertad, buscada inú- vitud imperaba en los poderosos, asico

     tilmente durante tantos siglos.  mosu moral en las mas estúpidas livian-

     ¡Oh santa libertad, bija del cielo y dades. ¿Quién salva á un pueblo tan

     'desfigurada hoy por-el siglo que mas degradado? ¿Quién ilumina tan oscu-

     blasona de ilustrado! ¿En donde sino ras inteligencias? Belén, la estrella de

     en el establo de Belén la hallaremos Judá vá á ap'arecer en medio de tan

     triunfante, flotar aérea sobre aquel mi- densas tinieblas y ella las disipará, co-

     narete santo, desde cuyo monte, puri- mo á feliz augurio de una alianza ce-

     ficadopor el amor, atrae al hombre ba- lestial entre Dios y el hombre. La li-

     jo sus pliegues divinos?         bertad del hombre solo podia ser obra

       Desconocida era páralos pueblos an- de Dios y Dios es quién la hace des-
     tiguos esa enseña de regeneración so- cender de lo alto por medio de un
     cial que había de fijar para siempre el Mediador que se presta gustoso al sa-
     carácter de las generaciones sucesivas. crificio.
     Los filósofos con su ciencia, los pode- La razón del hombre, emancipada
     res con su acción, las leyes con su es- de la voluntad de Dios, divaga al oca-
     píritu represivo y cuanto entonces de so en el orden de las verdades eternas
     civilizador constituía el sejíy*vidade que debieran ser para él objeto de sus
     aquellas sociedades, con todo su saber, mas constantes estudios. Separada de
     fuerza y legislación propias de las cos- su centro común, fuera de su natural
     tumbres de su época, ni un paso die- elemento y girando en una órbita en-
     ron por el camino de su perfección teramente desconocida, ¿como tras las
     moral, ni jamás soñaron que un dia, escursiones de la ciencia hallará su
     una doctrina celestial, opuesta entera- centro de gravedad, un. centro de apo-
     mente á lina educación serfsual é idó- yo que,, partiendo de Belén se dilate
     latra, hubiese de derribar los ídolos de hasta la cima del Calvario?

     sus templos y predicar la libertad del Jesús al nacer ilumina la razón del
     hombre sobre las ruinas de los anfitea- hombre y le devuelve la libertad per-
     tros paganos. Edades de oscuridad in- dida por su orgullo. -Ser preferente en
     telectual y de corrupción de sentimien- la obra de la creación, •Dios no le
     tos, en que la dignidad humana soveía abandona en medio de su ostracismo,
     identificada y arrastrada por el cieno, porqué como á imagen suya aspira á
     deslizaban sus dias en medio de la san- su rehabilitación moral y con ella á su
     gre dé humeantes víctimas que un salvación eterna. La ciencia del'pecado
     pueblo supersticioso y cruel hacía de- inoculó al hombre el virus del error y
     •rramar, después de haber inmolado le sumergió en el vicio; la ciencia del
     sus almas en las mas abominables or- sacrificio del Hombre Dios habia de
i*!  gias. Estado infeliz era aquel, por levantarle de su postración y disiparle,

      cierto, en el cual todo sentimiento de con su ley, esa neblina tenebrosa en
     -abnegación era desconocido, toda su- que estaba envuelta su inteligencia. Y
     blime aspiración era ahogada; la escla- esta reacción estupenda se obró en el
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