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'Si a Lloret
vols anar bé.
fes el que
vegis fer».
UNA MUJER EN BIKINI O LA METAMORFOSIS DE LA FRANCISQUETA
I A sefiora Francisqueta es una sefiora "de la nueva ola". mugrienta y pantalon tejano, " p i n t a b a " sobre el pavimento
•'"*' Antes solo habfa en Lloret de M a r cuatro personas a de la calle un busto de mujer, a la manera de Picasso. Junto
qutenes el pueblo. por unanimidad, estaba de acuerdo en a su obra aparecia un panuelo tendido y la palabra "Gracias"
Uamarles senor. Eran el senor Carles (maestro de escuela), en varios idiomas. Los turistas se paraban a contemplar al
el senor Conill (director del manicomio), el sefior Arturo artista, ciu-ioseaban un rato y volvlan a su andar tras echar
(medico titular) y el senor Enric (boticario). Los demàs, por unas monedas sobre el panuelo del pintor; otros dejaban su
muy ricos o influyentes que fueren, eran generalmente cono- donatívo sin apenas pararse. Cayeron monedas y mas mone-
cidos, como todo el mundo, por sus motes ancestrales: En das, hasta que los urbanos acudieron y expulsaron al bohemlo
Sopis, el Cerelló, en Cagabotes...; en el mejor de los casos se por indocumentado.
les llamaba a secas; En Pepet Cabafias, en Gustinet Pujol,
en Manel Pornés... A la salida de mísa la Francisqueta vió la " p i n t u r a " y
montó en còlera. " O n s'ès vist —gritó indignada— pintar
Però el mundo da tumbos y eso ha cambíado. Con la una dona en bikini davant l'Església?". Pidió a toda prisa
hotelería, el comercio y las obras, la Villa se ha llenado de un trapo húmedo a una vecina. arrojó al suelo los rosarios y
gente forastera y de "trabajadores de todas clases". Estos la mantllla, se arrodilló y empezó con piadoso furor a borrar
elementos por sentido de la educación o simplemente por la figura. "Ah, fillets de Déu!". Los turistas que segulan des-
forasteria, empezaron a llamar senor y sefiora, a todo trapo, íilando a bandadas, tomaron el gesto de la Francisqueta por
a sus patrones y vecinos de escalera (porque aquí ya hay una atracción mas y le fueron echando monedas y hasta
"escaleras"), como en las grandes ciudades. billetes. como antes al pintor. La Francisqueta. entregada a
su trabajo, con el rostro encendido y profiriendo denuestos,
Al principio este senorío sonaba a postízo. Las "mujeres nada veia. Cuando se dió cuenta, tenia a su alrededor casi
de plaza". medio en chunga, medio en serio, empezaron a quinientas pesetas. La "Mujer en bikini", como una bomba
llamar a esos senores de nuevo cuno: Compri'm aquest dén- de doble efecto, en un " a pèl i a repèl" frecuente en Lloret,
tol, senyor Ramon!", "Quedi's aquestes taronges, senyora habla producido dinero al trazarla y al hacerla desaparecer.
Mundita!...". El senor Ramon, la sefiora Mundita, fueron
acumulando duros y dependientes, y con los duros y el per- La primera intención de la Francisqueta fue dar aquella
sonal se consolidaron los tratamientos. cantidad para caridades. Però penso enseguida en los de la
electricidad que iban a cortarle los hilos si no pagaba. en sus
Pues, bien: La senora Francisqueta era, hace cuatro días, descubiertos con "El Ocaso". en su portamonedas exhausto
Na Francisqueta de cas Fatxo. La pensión de vludedad que a medio mes. Penso también en el televisor del basurero, en
perclbia no le Uegaba para nada. Vivia como quien dice pa- la casa nueva del "manobre", en el automóvil de Gutiérrez...
sando por el ojo de un alfller, Aun cuando era buenisima, y en aquellos peones andaluces que, en una casa de marlnos
slempre estaba de mal humor, y no creo que en Lloret se hi-
ciere nada, con buena intenclón o sin ella, que se transformaba en hotel, se reían
de que la Francisqueta no tuviere que a carcajadas con la blanca pechera ha-
decir. No podia ver a nadie del Ayunta- llada en el desvàn. que algun Durall o
miento, escribia anónimos al pàrroco, y algun Suris debió lucir una antanona tar-
para ella cualquier tiempo pasado fue de de "ball de plaça"... De la noche a la
meJor. Dejó de comprar para siempre al mafiana aquella inesperada Uuvia de cu-
colmado X. cuando supo que la gata les proniquel desató en el interior de F r a n -
tuvo allí sus pequefios en un saco de arroz cisqueta una reacción en cadena cuyo al-
destinado a la venta al publico; y no vol- cance no se podia prever. Se afirmaba en
vió mas a la tienda N, cuando en ella ex- ella la necesidad de romper moldes, de de-
clamo un dia: "Quines olives més ma- jarse arrastrar por la corriente. como los
ques!" y la tendera contesto: "Són molt demàs. La cabeza le daba tumbos y sin-
bones. Tasta'n una", ofreciéndosela, para tió en su espiritu en .ebuUición como una
ser fina, clavada en una aguja de gancho garra que le volvia al revés algo muy
que se quitó del mono. arraigado en ella.
El turismo vino a multiplicar los des- Sí. Na Francisqueta de cas Patzo
contentos de la Francisqueta. No podia d'aquella feta" abrió una tienda. Ahora
sufrir a las mujeres con pantalones, y vende bikinis y se deshace ante las ex-
salía a la puerta de su casa para abroncar tranjeras aunque vayan en "shorts". Tie-
a las que Iban en "shorts". ne tres dependientas de Jaén que la se-
norean con Z todo el día. de cabeza a pies.
Nadie, emperò, habría dicho que la
Francisqueta en su propio mal hallaría el Para todos es ya la senora Francis-
remedio, ^Cómo? queta.
Aquel atardecer de agosto, junto a la ESTEBAN FÀBREGAS Y BARRI
Iglesia, un joven existencialista con barba
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