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POLÍTICA                              IPANORAMA ITAUANO

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Juan XXIII: Un Inolvidable nbrazo
paternal de eran envergadura.
Cerca de su generoso corazón, ha-
llaron reinglo todas las lendenclas.

La                                    j H ABLAR de la D. C. sin hablar de !a Iglesia no podria concebirse. Ambas tlenen
posíción                              "*• •*• unas miras comunes y de hecho la D. C. es la salvaguarda del ideario político
de la                                 en una nacfón en donde el materialismo ha hecho, unos estragos de uíias dimensiones
Iglesia                               descomunales. Y no hablamos así a tenor de las últimas elecciones por el progreso del
                                      comunísmo, pues todos sabemos que el italiano como buen lafcino, està expuesto a los
12 —                                  impulsos de ese temperamento tan fuerte y en consecuencia tan desigual y en donde
                                      el mal uso de la justícia para con uno, mueve a una rebeldia impensada, y que sin
                                      embargo ese concepte abstracto de la justícia es tan arbitrariamente aplicado cuando
                                      él es el encargado de ejecutarla. Es decir, que ese millón de votos ganados por el comu-
                                      nísmo juzgamos que es puramente teórico. Però es del todo inapelable el avance que el
                                      materialismo està experimentando en la vida italiana. Eso es lo peor. Eso es lo que debe
                                      imponer a las gentes y al mismo tiempo ponerles en guardià ante todos sus embates.
                                      Debido a esta situación, òse inmiscuye la Iglesia en la política? En absoluto. La Iglesia
                                      se mueve solo en el plano doctrinal. A ella lo que realmente le interesa —es su misión—
                                      es mantener altos los principios morales como arma mas eficaz contra ese materialismo,
                                      però al margen de toda política. Eso no quiere decir que a rafz de alguna pastoral haya
                                      habído convulsiones políticas en el seno de la D. C. Recordemos a este respecto una
                                      alocución dada por Pío XII en la que indicaba el peligro que representaba para los
                                      Italianos el acercarse al comunisme y la colaboración con el mismo, Indiscutiblemente
                                      esto hizo mella en los dirigentes de la D. C. por su calidad de católicos y fue entonces,
                                      precisamente, cuando se intento la apertura "a sinistra" y fracasó, però no por las
                                      palabras de Pío XII en sí, sinó que aquellas produjeron en la D. C. un complejo de
                                      escrupulosidad que aparto de ellos todo animo de tendència a la izquierda. La Iglesia
                                      evoluciona porque en su evolución està su riqueza, dentro claro està, de unos màrgenes
                                      de los cuales no se puede desviar. Se ha dado cuenta de su importància en la vida social
                                      y como tal empieza a actuar. En la carta al episcopado se exponía claramente que el
                                      comunismo no se puede aceptar como norma de vida, que humilia la dignidad humana,
                                      y sin embargo no hacía referència al marxismo no solo como doctrina econòmica slno
                                      política, es decir, de una forma indirecta admitía el socialismo, o al menos en este
                                      momento crucial de la vida italiana. Esta política de la Iglesia que va apeàndose de sus
                                      formas medievales, lentamente —porque la Iglesia no es un partldo màs ni tiene que
                                      ganar escaííos en una asamblea— estuvo tan altamente representada por el Papa Juan
                                      de tan gratos recuerdos para todos, y de su sucesor Pablo VI, gran conocedor del am-
                                      blente obrero y de sus movimlentos. Ese ànsia de justícia social, de reparticiones equi-
                                      tativas, està encarnada no solamente en los movimientos políticos del obrerismo ita-
                                      liano, sinó también en la figura de Pablo VI y en esta apertura " a sinistra". Estamos de
                                      acuerdo con el órgano Avanti. Itàlia marcha a la cabeza de Europa en un nuevo movi-
                                      miento político derechista-izquierdista. Las estructuras políticas de antano teóricamente
                                      se estan modlficando. Esperemos que en la pràctica no nos defrauden. Europa ha dado
                                      un avance màs en su prolijo pensamiento político.

                                                                                                                                    J. E. C.
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