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«Tripes de bacallà a la caçola» tanta bondad y tanto amor a nuestra descritas y perpetuadas en un recetario:
Villa, eran de sus mas entusiastas c ien- «Musclos a la marinera, popets amb ce-
La tradición culinària d^ Lloret nació tes. Cuando se tenía forasteros en cas.i ba a la paella, llagosta a la caçola, car-
seguramenle en los barco.s. Cacla buque era acostumbrado ob-;equiarle.i, en «El gols a la llauna, calamars saltats, E| Niu,
de yela Ilevaba a bordo su caci..ero. ET Coro» o en «Can Maitanquis» con un:i peus de porc al forn», y tantoS otros.
la marina catalana los hubo miiy rc:ioni merienda o un resopcn. El pescado al horno a rodajas que co- '
brados. Ser cocinero de a bordo era to- cinaba el senor Jlla. regado con el «so-,'
do un titulo. En Josep Manxa::a solü llasta los mas distinguidos lloret»:ns,:: fregit» que preparaba devotamente. co-
decir con jactancia: «Dadme una p!an- y los primeros verancantes. a la saiida mo una alquímia, y espolvoreado con
cha calienle, nada mas, y os serviré u.i del «Casino de Dalt» o «dels senyors», bizcocho picado y pimentón. màs que
banquete». se mezclaban a «Can Maitan.^u,s» co.i un plató de cocina, parecía una bande-
pescadores, «tapers» i «bosquerols», pa- ja de duices.
No obstante, por exigencias de la na- ra recrearse junlos con las espècia,ida-
vegación en alta mar y en clima,s iropi- des de la casa que, de nombre y dj h^- Fue el «Tout Lloret» y no pocos bar-
ca'les, sin medios de conservar los ali- cho eran regalades: «'tripes úc bacallà celoneses que, durante màs de treinta
mentos, la cocina naval era dj una in- a la caçola», plató lipico por excciencia anos se deleitaron y cultivaron su pala-
superable monotonia: galleta, arroz, ti- de Lloret (35 céntimos); Uéntol, p a g u dar en el magisterio de nuestros dos «cui-
deos, bacalao, pez palo, lasajo, ceboilas, o mero (2 rodajas, una peseta); Bistecs ners en cap». Para el Lloret de hoy, con-
patatas, Jegumbres... de filet, pa i vj (3 realesj; Un c.:a/io dj vertido en un emporio de la gastrono-
pollo asado (una peseta); y no diganio^ mia, uno de los primeros de Espana,
Los dos primeros cocineros de Lloret de los modestos manjares que consumia aquellos tiempos son enternecedores.
que, recogiendo la herència marinera se a quema diente la clase Iraba^ajora:
formaron en tierra, viven todavia: Don «Un tall de bacallà fregit (lü céiUimos); (,Por qué no les hemos tributado t o - ' /
Salvador Magí Alemany y D. Joaquín Una cullerada d'all Í-oli» (10 céntimos); davia un homenaje a los dos primeros /
Illa Salvatella. Tienen entre los do.> la Un tros de pa (5 céntimos); Un got de cocineros de Lloret? Ahora que en ple
bonita suma de 164 anos. Dios nos lO) vi (5 céntimos); Un cafè, cafè (10 cén- na temporada emplea nuestra Villa màs
conserve por muchos mas. timos)...» de mil quinienlos trabajadores de là in-
dústria hotelera y se cuentan entre ellos
Quien no ha oído a esos dos buenos jCuàntas veces el senor Agustinet Ca- cocineros «de folio», bien estaria adju-
lloretenses recordar con emoción su lar- baüas. dignísimo Alcalde de la Villa, iba dicar cada atio los premios «ILLA-MA-
ga vida junto a los fogones, bien poco muy de manana a desayunarse con un Gí» de cocina marinera y típica y de
sabrà de las posíbilidades de nuestra co- plató de «Puré de mongetes amb ceba», cocina internacional. Lloret de Mar, con
cina típica. una especialidad de «l'avi Bartomeu» sus 320 e^tablecimientos de hostelería y
(Bartolomé Illa Riera), que valia trein- similares, puede tener la pretensión de
Yo quisiera acompanar a esos dos ta céntimos, y sentaba generosamente a imponerse en el ramo hoteleró y gastro-
«grandes» de la cocina en sus días triun- su mesa, para que le acompafiaran co- nómico como algo muy personal. Estos
fales en «El Coro» y «Can Maitanquis» miendo. a cuàntos se enconlraban en el premios, llamados tal vez a alcanzar una
(de aquí les viene su popular sobrenom- local! Ignoro sí alguna vez la màquina respetable proyección, podrian contri-
bre «En Bado del Coro» y «En Quimet electoral rodó con «sopa d'all» de Can buir muy bien at objetivo y serían. en
Maitanquis»). Los domíngos y días fes- Maitanquis ; però es cierto que en algu- vida. para los genuinos fundadores de
tives por la tarde se reunian, a princi- na ocasión el diputado por el Distríto la cocina típica lloretense, una mereci-
pios de siglo, en aquellos reducios de la perfumo sus barbas en los humos exqui- da recompensa a una prolongada labor,
buena mesa, hasta cincuenta o sesenta sitos que desprendían los platós de Qui- humilde e inolvídable. que no se paga
«gourmets», para la merienda. En Pepet met. con palabras ni con dinero. \
Durall, en Ventura Galí. n'E^ile^/e Bit-
líer, en Titus Terricer, en Lloig, en Lle- Las «creaciones» y especialidades de Esteve FÀBREGAS y BARRI
nes, en Benito Rupià, en Santiago Pi y los senores Illa y Magí merecerían ser
tantes otros cuyo solo nombre entraria \ *•
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