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MIS RATOS

Por CHRISTIAN ZADIG

1 ^ O sé ni jamàs me preocupo saberlo
cuàles son sus titulos académicos, si

es que alguno tiene, ni en qué clase de ne-
gocios conquisto don Fernando su envidia-
b!e posición. Lo primero porque es un gent-
leman y lo segundo porque es un Caballe-
ro. Y doy a ambas palabras. aunque sinó-
ninias, el significado no siempre igual que
en sus paises de origen suelen darse. Así,
don Fernando, aunqiie fuese un ignorants
seguiria siendo un gentleman, y seria un
cabailcro sin una perra y lo es pesc a sus
millones. Mlllones que de haberlos ganado
él no dudo lo habrían sido de un modo ab-
solutamente lícito y honesto. Aunque tengo
barruntos que su fortuna heredóla don Fer-
nando de sus antepasados, puesto que tra-
bajar. lo que se dice trabajar. mi bucn ami-
go no lo ha hecho en su vida. La suya ha
sido una armoniosa existència, brillante y
profunda, fastuosa y sencilla, dando una
noble dedicación a la holganza y una
cristiana dignidad a la riqueza. Un hom-
bre que ha sabido gastar el dínero, cosa
que, contrariamente a lo que muchos creen,
es mas difícil que ganarlo. En todos sus
tratos ha imperado siempre la màs refinada
cortesia, la màs estricta corrección y el jair
play es siempre la norma de sus actos.

Y perdóneseme si en este relato hago un
cmpleo abusivo de vocables ang'lo-sajones.
Tratandose de don Fernando, es cosa obli-
gada. El nació en una Antilla espanola y
se crio en ella cuando era ya americana.
Su puro espanol — solo una melodia criolla
y un apellido catalàn delatan su origen no
castellano — recurre a veces al refuerzo de
palabras inglesas cuando debe expresar cier-
tos conceptos. Un Inglés nasal aprendldo
en la Massachussets High School of Com-
merce.

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