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EL:LLORETENSE.

              Sección literaria.                            . Al verse la pobre joven tratada con atroz in-
                                                           diferencia por aquel -a quien tanto amó, el senti-

                                                           miento la produjo una enfermedad que se agra-

                  II A £¡JL<3L<A!I                         vaba por momentos. Los médicos auguraban un

                                                           funesto resultado y la madre no cesaba de llorar

              No pretendo ser sublime                       en silencio su aflictiva situación.

        celebrando tu hermosura                                 Una tarde de invierno se hallaban hija y ma-
        pues eres candida y pura :                          dre sentadas tras los cristales de la galería, ha-
                                                            blando Pilar de su amor y deplorando, como siem-
        cual beso que madre imprime.                        pre, la felicidad perdida ante las sombras de su
                                                            desgracia.
              Estuve en el valle ameno
                                                                El sol decliriaba sobre el horizonte y sus obli-
        á recogerte unas flores                             cuos rayos se reflejaban melancólicamente en
                                                            los vidrios.
        solicité sus olores ' __
                                                               Era esa hora en que el espíritu parece sobre-
        las brisas y el mar sereno.                         ponerse a los sentimientos de lo humano para
                                                           contemplar absorta el poder del Creador; esa ho-
              Dióme la brisa alelí                         ra en que tan dulces emociones experimenta el
                                                           corazón gozoso y que hace verter más de una lá-
        de la mar dulce murmullo >                         grima al alma abatida.

        abrióme el blanco capullo .                            Sonó una campanilla en el interior de la ca-
                                                           sa y luego apareció en la galería una criada con
        de azucenas para ti. ,                             una carta en la mano. Pilar reconoció en el so-
                                                           bre la letra de Elisa y sacó apresuradamente el
              Tu sencillez y dulzura                       escrito.

        en tu efigie contemplé,                                A medida que su vista recorría aquellas li-
                                                           neas, su rostro iba tomando la palidez de un ca-
        y al mirarte hermosa y pura                        dáver.

        loco tic amor te besó.             '                   La madre que observaba esto con emoción,
                                                           quiso arrebatar el pliego de las manos de su hi-
              La ausencia cruel que devora                 ja. ¡Pero era tarde!... En el instante mismo un

        al que reprime su llanto,. .

        al que sufre tanto y tanto

        y al que tanto y tanto adora.

              Mientras hoy e.ltiompo avanza

        en él raemiro y espero,

        tu cariño verdadero *

        alimenta mi esperanza.

              De luengas tierras te envía

        un suspiro de dolor ..

        que ahoga hoy mi alegría

        la distancia de tu amor.

                                          JAIME JUSTAERÉ.

Habana y Marzo de 1885.

                                                           grito mezclado de furor y de sorpresa se escapó

                                                           del pecho de Pilar, que dejó caer la cabeza sin

                                                           sentido

              (KSCKSAS DE LA VIDA REAL.)                       Cuando tornó en sí, gracias á los cuidados de
                                                           su madre y de los criados, sus ojos estaban lle-
                         IJI.                              nos de lágrimas y su corazón palpitaba con vio-
                  (Conclusión.) '                          lencia.

            A noche del baile, el corazón de Pilar             El médico que acababa de llegar, mandó que
            habla recibido un golpe terrible al ex-        la dejasen reposar tranquilamente y la preser-
                                                           vasen de toda emoción que pudiera impresio-
              perimentar tan amargo desengaño.             narla.
              Emilio pronunció en un tiempo ju-
ramentos de amor... pero... ¿acaso la amarla?                  Poco rato después, Pilar dormía.
    Por desgracia la serpiente de los celos habla              La madre recogió del suelo el escrito que
herido su corazón y en su delirio de furor anhe-           produjo el síncope de su hija y leyó lo siguiente:

laba de manera alguna vengar las ofensas de «Querida amiga: mafiana hace 18 años que
                                                           vi por vez primera la luz del día y mañana bri-
Elisa.
¿Y cómo? La ocasión era propicia: él sabia llará también ante mis ojos el sol de la felicidad.
<iuo Pilar le amaba, y aunque nunca sintió afec- El hombre h quien llamé mi amante la primera
to por ella bien pronto la hizo el instrumento de vez de mi vida, llamaré mi esposo. Inútil es de-
                                                           cir quien es, porque le conoces bien. Después de
su venganza.      ..
Pilar fue dichosa en aquel momento, soñó en sus desdenes hoy llega á idolatrarme. Adiós y
la felicidad por tanto tiempo suspirada; pero cuan- hasta mañana, que no dudo asistirás á la boda
do el golpe de la realidad despertó su corazón, de la que desde la infancia se llamó tu amiga.
Pilar hubiera querido perecer antes que ver muer- —Elisa.»

ta su esperanza.                                           La noche que siguió á aquella tarde de tris-
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