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EL IRIS.

bien los elementos de la creación, que i pacios las puras auras celestiales que

parece anunciar la desaparición de sus peí aquilpn jamás hará enmudecer y que

criaturas.                                | formarán las delicias de los bienaven-

No sé lectores queridos, que pasa en turados.
mi interior cuando me fijo en esta es- Adiós estación feliz y llena de santas
                                          emociones. Si te saludo-en tus albores
tación de los desengaños.
¿Veis la mar en lontananza hacer para manifestar mis impresiones y re-
crugir los cimientos de sus insondables coger mi animo durante tu curso, haz
abismos, como parece salirse de su cau- que en tus postreros momentos haya
                                          aprendido á amar, no las criaturas de
ce natural?
¿OÍS el plañidero canto de la canora ¡ la tierra, efímeras como tu existencia,
avecilla perderse en el espacio, como sino á Dios, sumo Bien, que si en to-
diciendo al hombre que su existencia das las estaciones ha impreso una fiso-
                                          nomía particular, un lujo característi-
es ün soplo?
  ¿Y el sordo mugir de los vientos, y co, su voz no es vaga ni melancólica
el murmullo de las fuentes, y la desnu- como la del otoño, ni nuestra alma la
dez de la vegetación, ante el cuadro be- escucha en tan profundo éxtasis.

llísimo que ofrecen al espectador los              Rosendo A Ibert (hijo).
dorados rayos del sol al declinar á su

ocaso, no elevan vuestro corazón?

  En otro orden de consideraciones        PROYECTO DE REGLAMENTO
más sublimes eToioño, se nos presenta

aún mas poético y encantador. Todo                            DEL

en él respira verdad, filosofía, medita-

ción.

La tierna madre al pié de la cuna,

vela arrodillada ante el objeto de sus

esperanzas; la joven virgen en alas de           LJofet de JVlar.
un amor castísimo, eleva sus suspiros

hacia el trono de su amador, la fiel es-

posa "aguarda los brazos de su esposo y          # (Continuación.)
el mismo ateo confiesa, ante tan encan-             <*>

tadora estación, la existencia de un             Sus dereclios.

primer Artífice, que con su pincel di- Art. 26. Los dereehos del Presi-

vino pinta con inimitable verdad, esos dente son:

bellos paisajes de la naturaleza. Un i.° Convocar sesiones de Junta di-
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misterioso de$eo parece descubrirse en rectiva.
el corazón, y esc deseo, solo inspirado 2.0 Exigir cuenta de su cometido á
ante espectáculo tan magnífico, es el los individuos que ejerzan cargos en la
que empuja al nombre hacia !a Divini- Sociedad ó hayan desempañado cual-
             respirar, más allá de los es- quiera comis-icn.
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