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EL LLO'l\tTE:'\SE                                      7

do de la verdadera instrucción, después le en un turbante de ne bias; el sol, al

de tnnla corno se difunde por los pue- retira1-se, nadaba en un mnrcle sangre;

blos. Y, ¿on qué consiste este fenómeno       el aíre, que azota nuestros rostros, lrae
especial, ese, casi podríamos decir ttna-     un hálito de fuego, Veciun esta la lem-
cronismo social que en vuelve á. to ntu
                                              peslmL
                                                 Vecina está la tempesl1hl; se lo rlice á
parle <le\ pueblo en las redes del error? Arnete e~ viento que azota con desigua-

Loa pu1~blos hun abanclona<lo el Ca- les y furiosas ráragas los crespas cabe-
teüm10 calóiico, en cuyas págin-as es- lleras de los pino;;; se lo dicen esos rui-
                                              dos sordos, prolongados y lejanos que
tá con!:!ignuda la verdadera civilización     se oyen de noche en las inontaiias

y sinleLizadu toda Ja ciencia que Ull cuando se proxima \a lempeslad, pare-

pueblo libre debiera poseer para mora- ciendo gemidos lanzados por las fra-

lizarse e ilustrarse. En él reside la uni-    gosas sierras al StinLir el látigo del hu·
ca iluslración, la única dicha.social. Es     racan.

el grnn libro de la humanidad, es el             -Si, si, grita Amelo: la !.empestad

                                              nos sale al encuentro; ¡compañeros, á
gran poema religioso que al través do escape!
                                                               ·
los siglos ha permanecido inalterable á.¡: A escape ha dicho, y el bruto cordo-
pesar de los esfuerzos de esa filosoffa bés vuela con la rapidez del águila que.
                                              se lanza sobre la presa, con la veloci-
socfol para ahogar sus doctrinas. Y por       dad ele la flecha que rasga el aire. Bien

más quo se esfuercen lossabios en a par- pronto deja at,1•ás il sus compañeros.

tarles de sus cátedras, de las Escuelas Deja atrás a Slls cornpaiieros y en

'Y de lns elevadas esferas del poder, el      tanlo el huracán se desencauena. El
                                              viento silba como una ~erpiente en la
Catecismo será siempre el elemento re-        llanura, y ruje como un león entre los
. ligioso más propio para imprimir á la
 verdadera ciencia el caracter mornl y        matorrales. Los pinos mhs altos son
                                              lronchados; los arboles mas corpulen-

dentlfico que ha de constituir la base tos ruedan por el camino. De la sierra

· ·y corona de sus adelantos.                 bajan torrentes furiosos, que arraslran
                          RosE:-ino ALBl!RT.
                                              enormes peñas. El cielo ha abierto sus

                                              cnlaratas.               ·

·'~~~                                            El cielo ha abierto ¡¡us cataratas, y
                                              el valiente potro ya tiene que sallar
                                              por sobro una barrera de árboles atra -
                                              . vesados e.n el camino, ya resbala por

S~RRACENO, MONJE YM~RTlR. la pendíente de una~ pt:li'ias, yn costea.
                                                         la profund11 cava ab1erla por las aguas,
                                       aya a~raviesa nado el torrente. Tolo
                                              es destrucción y muerte, l<>do lerror y
-                                             espanto. De pronto ....

(Conti11na.ción l                                                    V1cTon BALAGUcm.

                                              ( contlnue.rn J

-A.lió. bajo, ú nueslrn izquierda, ú

la luz del crepúsculo, ho ví.slo unos                     ----~~ ----

mo11tci:1 soberbios que escondían su freo-
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