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                                 por

        Desde muy joven fuí un devoto afi-               - Claro que aquél ya estaba desahogado           :'-rJl
cionado a los vehículos de motor.                    y el mío es nuevo - pensó Fabián. Cambió de
                                                     marcha y siguió adelante. Ya con la directa,         ·=.t.•·'·
        Con mi amigo Joaquin Ciuró - hoy             el motor se calentaba, el agua del radiator
                                                     hervía y un fuerte olor a chamusquina y a aceite
autor·: de importantes obras y artículos de          quemado llenaba la carrocería. Fabián, conven-
                                                     cido de que era éste el comportamiento normal
prensa sobre historia del automóvil - hacíamos       y corrient e en todo automóvil salido de fábrica ,
frecuentes visitas al garage de su padre - primer    saludó la ermi ta de las Alegrias )' emprendió la

garage público que entró en servicio en la           subida.
                                                             Dos chorros de vapor de agua, en forma
Costa Brava - y dábamos largos rodeos por
las calles de Lloret, tratando de descubrir          de mos tachos, salian uno por cada lado del
nuevas marcas y modelos de automóviles, que          radiador, a semejanza de una locomotora. A
                                                     medida que el coche perdía fuerza, Fabián iba
él anotaba minuciosamente. Aún recuerdo la           cambiando la marcha por otra m ás reducida,
emoción q_ue sen tíamos ante aquellos soberbios      sin abandonar el acelerador. - ¡Quién te quiere
Packard, ladillac, Lincoln, Hispano -Suiza, Mac      bién te hará llorar! - le decía al coche con
Farlan, Templar, Deimler, Nazzaro, /sota-Fras-       cariño - Ya verás como vas a quedarte de lijero,
chini, etc. El actual Salón del Automóvil            tras esta dura prueba. Y el coche subía. El
de Barcelona se nos antoja un garage, compa-         motor despedía un calor sofocante y una densa
rado con aquel garage del señor Ciuró que            humareda, hasta que al llega r a Ja cumbre, en el
parecía un Salón del Automóvil.                      lugar preciso donde se inicia el descenso por la
                                                     otra vertiente de la montaña, el tapón del radia-
        En casi todos los modelos existía una        dor salió disparado como al descorchar una
ostentosa. separación entre el lugar destinado       botella de champaña, y de un ¡crac! espantoso
al chofer - un chofer de uniforme, con guarda-       el coche quedó clavado en la calzada.
polvo, gorra y polainas - y los asientos de los
                                                            Fabián levantó el capo t . El motor canden-
"señores". El sonido grave, augusto, de una
ba::ina de pera y el ruido d el motor, distinto      te, color de cereza, había quedado fundido en
                                                     un bloque. Nuestro cond uctor, antes de aban-
en cada marca, acompañaban el paso triunfal          donar el coche en la ca rretera solitária , para ir
por nuestras callejas del vehículo descapotado,
en el que lucian su pose caballeros con bigote       en busca de auxilio, se dispuso a poner el freno
                                                     de mano, no fuera que el automóvil se deslizara
y damas con flequillo y sombrero hasta los OJOS.     solo por la pendien te. ¡Sorpresa! No pudo
al cuello unos larguísimos echarpes que tremola-     Poner el freno. No pudo ponerlo porque, desde
ban al viento como banderas, entre la nube           su salida del garage, ya lo llevaba puesto a fon-
d e polvo y gases del motor. Los niños que           do. En su azoramiento se había olvidado de
jugaban en la via pública se apartaban con           so lt arlo.
respeto y vecinos cur iosos salian al portal.        .......... . . . . . ....... . .. . ..

        En el terreno deportivo, el coche no era             Y quien dice un coch e en la carretera,
                                                     dice un hombre en la vida: es dramático subir
menos apreciado. Los mayores de cincuenta            frenado.
años recordarán sin duda aquellos modelos
                                                     OESTORIA
deportivos que se hicieron populares, tales
como el Bugatti del marqués de Roviralta,            ACTOS ADMINISTRATIVOS DE TODAS CLASES
el Ford trucado de don José Mª de Lavilla,
El David de don Luis Pi, el Ami/car del              AGENCIA LIBRE DE SEGUROS
doctor Blanch. y el Senechal de los se11ores
Font. Con ellos, sus dueños disfrutaban de la        RAMOSASESORIA Y GESTIONES LABORALES
carretera - entonces engravada y tranquila - im-
provisaban carreras entre ellos, y su mejor          ASISTENCIA TECNICA y ESPECIALIZADA INDUSTRIA
recompensa era la satisfacción de llegar el          HOTELERA
primero a Gerona. antes de los cuarenta minu-
tos de su salida de Lloret.                                  DIRE CTOR:                                   ANSE LMO RAMOS FE R NANDEZ
                                                                                                          - GRADUADO SOC IA L
        No es extraño, pués que, con tan plausi-     BLANES
bles ej emplos Ja afición al volante prendiera                                                            - GESTOR ADMIN ISTRATI VO

también en personas de edad madura y reflejos                                                             - AGENTE LIBRE DE SEGUROS

tardíos, pero con dinero bastan te para tener

coche.
         Uno de los más visibles fue el señor

Fabián. T enía ya bastante más de sesenta

años cuando , a fuer za de disparates, optuvo
el permiso de conducir y adquirió un Ftat de

importación.
         El período ho y llamado "en rodaje", por

el qu e debe pasar todo coche nuevo antes de
ex igirle el máximo rendimiento, era conocido
entonces, en el argot automóv ilístico, por des-
fogar el cotxe. Y fu e con ánimo de desfogar
el suyo , que Fabiá n salió rodando aquella
 tarde por la carretera de Vidreras, pensando
ll egar a Massa net.

         Era Ja primera vez que iba so lo en el ve-

hículo y se sentía algo azorado. E l conductor

 notaba que el coche no " t iraba" , que no
respo ncl ía a la pres ión del acelerador en la
medida como reacc io naba el coche con que

aprendió a conducir.

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