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POLÍTICA

   MOSCU;                                                                                       China y Rusia

 La gran esperanza                                       Kruschsv: La Ira de los dios^s                                iíCuàntas veces se le ha
                                                                                                                    propuesto el desanne a Rusia?
     jNo, seiiores! No nos en-                 conducir por un camino de obsciiridad, cxis-                         Varias. Siempre las ha clu-
 contramos ante un titiílo de                  ten l.echos d ; ra:;ón. No se pucde poster-                          dido, Ahora han tirmado un
                                               gar a un continente que ha dado la luz al                            pacto entre sonrisas y anéc-
 .serial de los que con tanta                  i.iuado en las mas diversas facetas del pen-                         uotas gracioaas. La època de
                                               samiento social, político, [iloEófico. Però las                      lus zapatos encima de la me-
 asiduidad se ponen en las an-                 cosas han llegado tan lejos que no solo se                           sa ya Se iia superado. Üra
 tenas de todas ias emisoras                   le posterga sinó que ya desde hace algu-                             jjec-sario que lua tiiinos üe
 nacionales |>acrocinado por                   nos anos se juega con él. Pese a todos los                           aieran cuenca de qut Kusia lo
 grandes íirmas. Todos espe-                   diíirambos. no hemos crcido en el Pacto y                            iii]SiJiu estaoa cuu tno;, ijue
 ramos un final que como aque-                 consecuencia-. porqi;? no crcemos en su base                         cou ius occjaeiuaics. i_uu su
 lles liunca llega. Porque a                   lormal — una anulación total de todas ias
 uno le zarandean tanto con                    pruebas «sine conditione^i — pcro sobre cl,                              aciyaLiUiiu — uiutiio JJIÒS LJUC
 la «guerra iria» y con el «des-               ya han surgido càhalas, contradicciones, hi-
 amie» que no cabé ya tener                    potéticos incumplimicntos del Pacto por                              ^-'LClüelue — lo iia conbcyuiuu
 esperanzas de que toda eaa                    una y otra parte, conjeturas sobre la forma                          y iüs cijiuos se nan qutuauo
 enJLindia llegue a feliz termi-               de responder en caso de que uno u otro                               solos con sus laeas trosKysias
 no. jNunca hay acuerdo!                       no dieran efectividad a la paiabra em pe-                            irtnie aj cuinunismo evujuii-
 Ahora sí, ahora tenemos un                    nada. Es increïble que naciones que se 11a-                          vo ue is.ruücnev. LÍS decir, su-
 [laniante Pacto de Moscú en                   inan — porque nosotros nunca las hejnos                              lus momentaneaiiience, poique
 t^l que se prohiben las prue-                 Uamado — dii'igentes del mundo fcngan t-an                           Kusia espera aconieceres pro-
 bas nuclearL's en el aire y en                poca sericdad. Esa dirccción la desempe-                             xiiiios y es lacil suponer que
 cl mar. íY las subtcrràneas?                  àan con tan poca fortuna que ni en forma                             si esas óuerencias ruso-chuias
 Las subtcrràneas dicen que                    ni en fondo han hccho posible que por un                             se arreglan, el Facto de ivios-
 no ofrecen tanto peligro. Con                 momento el curopeo haya pcrdido su con-                              cú vaya mas a la deriva. i>i
 las economias que se obten-                   ciencia de tal. Es poco argumento In fuer-                           por el contrario cstas dite-
 gan de la supresión de estàs                  za del dincro para romper un criso] tan                              rencias siguen palpables, es
 pruebas experimentales ahora                  rico y templado por tantes siglos de expe-                           entonces cuando el Pacto pue-
 se invertiran en las subterrà-                riència.                                                             da ser una autèntica puerta
 neas y esto permitirà reíorzar                                                                                     abierta para la detención mas
 todos los procedimientos ya                                                                                       en serio de toda la carrera
 cxistentes, los proycctiles y                                                                  nuclear. Ya en esta segunda hipòtesis exis-
 los medios de Janzamicnto,                                                                     te cambién la posibiíidad de que no se lle-
                                                                                                gua a una total desaparición de ella, y su
    Oliveira Salazar, hoinbre al que Gaziel                                                     posesión actüe como medio coercitivo con
calificaha de asceta, decia en cierta oca-                                                      que laxar ese indigesto comunismo de los
sión: «Hablan y discuten de una guíría                                                          6Ü0 niillones de chinos.
grande que no van a bacer y en cambio
no se preocupan de las chicas que son las                                                                   Una voz
que se hacen». Quizàs todo esto no sea
mas que un lenitivo para dístarer la aten-                                                         Frente a lodos csos corifeos, ratiücan-
ción de otras cosas que de suyo tienen                                                          tes del Pacto de Moscú —éLtos sí que han
una capital importància.                                                                        obrado Ó2 bucna fe por su calidad de chi-
                                                                                                cos —, se alza la voz serena, poderosa y
   Indiscutiblemente la guerra atòmica es di-                                                   segura de si misma de ia conciencia euro-
ficil que se lleve al campo de la practica.                                                     pea. La voz de Francia. sEl acuerdo no
No obstante. existe una posibiíidad. pues                                                       cambia en nada la situación del jnundo ba-
de otra forma el problema seria puramentc                                                       jo la temible amenaza de la destrucción que
teòrica: la de que en un suceso dctermitia-                                                     pesa sobre todos los pueblos, especialmen-
do que uno de los dos considerc inaguan-                                                        Ce los que estan desprovistos del arma atò-
table, tener fuerza para destruir y al mis-                                                     mica, en tanto que los pueblos que la po-
nio tiempo fuerza antidestructiva. Los ar-                                                      sean no renuncien a ella. Es natural que
senales atómicos de ambos estan tan bien                                                        Francia, que comienza a tener los medios
pertrechados que si no hubiese esCe arte-                                                       de íorjarse su pròpia arma, quiera hacer-
facte indestructible la destrucción seria to-                                                   lo». Dijo De Gaulle franca y honradamen-
tal y por tanto absurda.                                                                        te como es habitual en él ante mas de seis-
                                                                                                cientos periodistas en la conferencia de
   Nosotros — los que tenemos la desgracia
de ser chicos — vemos con no poco deses-
pero ese triunfo de fuerja y de dincro y
exhalamos nuestros últimos alientos en ese
aiiibiente ya un poco cnrarecido del Mer-
cado Comiin. Porque rcalmente y aparte ya
de los sentimientos nacionales que puedan

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