Page 3 -
P. 3

EL LLORETEÍÍSE

parecían dirigir miradas llenas de furor y de        un hombre, no dudé de sus promesas y creí ver
celos hacia una de las puertas del salón.            en.el horizonte una aurora de soñada felicidad.
                                                     Contemplaba su uniforme, sus galones y sus
    Allí acababa de aparecer Emilio llevando de      estrellas, y mi corazón sentía un no sé qué de
brazo á una joven vestida de azul con a Ü

Illancos.                     .'/••                  vanidad y me érela superior ¿ l a s oirás muje-

Era Pilar.                 .                         res. Pero ¡ay! dicho está que el guerrero nació

. . Ambos contemplaban inmóviles desde la para matar. Ese hombre burló mi afecto casán-

puerta aquel grupo de gente, pero sin poder adi- dose con otra... ¡Oh! ¿porqué le amé, Dios mió?
                                       : • ¿Por qué seducida por el dorada de sus insig-
vinar lo que pasaba.-

—Debe ser algún accidente desagradable, nias, por la espada que ceñía, desprecié el amor

dijo Emilio á su compañera., y nó creo pruden- dé quien me idolatraba?... ¡Emilio, Emilio!...

te impresionar tristemente tu corazón, amada ¡perdón... perdón!....

mía. ¿Quéausilio podríamospcestaf-ya? Nues-              Éste que escuchaba separado, no vaciló en
tra presencia es innecesaria. • :                    acercarse y tomando una mano de Elisa la re-
                                                     tuvo éntíé las suyas diciendo:
    Y así diciendo arrastró consigo á la joven
Pilar que seguía mirando con curiosidad,, los           '—¡Dios lo lia querido!... |E1 destino fatal se
movimientos déla gente.                              ha de cumplirl...

Trascurrida una hora volvieron á entrar en           La música volvió á sonar en aquel instante,

el salón.                                            y EmUio arrastró consigo el brazo de Pilar, lan-

Elisa repuesta ya de su accidente se había zándose en medio del salón.

sentado junto á su madre.                            •—¡Ahí... ésclamó la pobre niña con voz des-

Pilar corrió hacia ella y la besó tiernamen- fallecida, (triste de mí que teamél... ¡Ingrato!...
te. Emilio dirigió un frió saludo yrse separó. La Todo ha sido un sueño, un sueño de cruel des-
madre de Pilar que llegaba "en este momento se pertar.
unió también al grupo de señoras..
                                                     Ll joven la miró como sorprendido y apenas
¡Qué pálida estás, querida miá, decía entre-
                                                     pudo decir:
tanto Pilar á su amiga, .tiemblas... ¡ah! ¿qué
                                                     . —¿''Qr.: q u é , P i l a r ? •,.••.•'••  ' •' .
tienes, qué te-pasa?          '
                       :                             —IgífOras la causa cuando te has valido de

    —Ahora ya nada, respondió Elisa con tris-        ml'como instrumento para lograr tus fines?

t o z a . """' "•'^-<v'~-^"it»v:*»-*^#w%.-•'.. ....  i.íiEmilio no contesto, las palabras de Pilar le

—Pues acaso antes             ; ,: ••                hábíáiVfterido el' "eoraXóni.-•'••.- •
                                                     ;v;>¡t,áj$Sen habíadicho la verdad. Su situación
—Un ataque de nervios... padezco muchísi-            era: difícil y su desesperación inmensa.

mo, mi corazón vá á enfermar si no cesa el tor-

mento que le mata.                                                EDUARDO SAINZ NOGUERA.

—¿Un tormento?... no comprendo, cambio

súbito. Hace seis días que gozosa me dijiste: (Se concluirá.)
«soy feliz, completamente feliz.»

— ¡AhL... esa misma felicidad que vi en un

'momento fatal, ha herido mialfna como hiere                      Sr. Director de EL LLORETENSE.
 el sol la vista.

Elisa calló un momento, pero Pilar que que- •Muy señor mío y de mi mayor respeto: No

ría penetrar la causa de su dolor, la dijo:          tengo el honor de conocer su nombre, pero us-

—Siempre lie procurado ser tu amiga, Elisa, ted se servirá dispensarme que me tome.iá li-

y en prueba de ello no he tenido nunca secretos bertad de- acusar recibo de los números de su

para ti; he abierto mi corazón, te he participa- apreciable periódico, primero de Lloret.

do todas mis.alegrías, mis pesares, mi ambi-         La publicación de un periódico ya significa

ción y mi amor... ¡mi suspirado a-mór! ¿Por q"ué un adelanto y~eis-uii gran paso de progreso de

pagas mi franqueza con tu reserva,?                  nuestra villa si se considera que en mis tiem-

- —Nú, Pilar, no trato de pagar cotí mi reser- pos, apenas se recibirían, en el pueblo, dos ó

va la confianza que has depositado en mí; si no tres- diarios de Barcelona, por falta de lectores,

te he participado mis desgracias fue por no con-., aunque es verdad que Itace más de un cuarto

tristar tu corazón. '                                de siglo que falto del patrio suelo.

—El afligido halla consuelo al conyjnicar sus        Me ha mandado el primer número de su pu-

penas á la persona que de veras le ama.              blicación aludida, una persona muy querida de

—Bien recuerdas, Pilar querida, al joven mi familia, y confieso, que al recibir ELLLOR>>

militar que me juró eterno amor. Ya, pobre ni- TENSE.mi corazón palpitaba tan fuertemente co-

na, joven y sin experiencia en las palabras de mo" pueda suceder al hijo ausente y triste que
   1   2   3   4   5   6   7   8