Page 3 -
P. 3
euando suena n a legremente las campanas, afina
la cobla sus instrumentos, canta la moza dando
a su vestido nuevo los últimos retoques y en las
·Cocinas chisporrotean los cacharros, esparcien-
do e l humo indiscreto las más exquisitas fraga n-
cias, huelga la letra escrita y la monotonía de
una obligada presentación de los Fiestas.
Si es innecesario pinta r a lo rosa y perfumar
a l jazmín, lo es también pregonar con la sosa
pluma estos acontecimientos populares cuyos res-
plandores bri lla n en todos los ojos y cuyo jolgo-
rio se hallo latiendo en todos los co razo nes.
Los buenos ll oretenses saben de memoria
cómo son y qué representan para e llos y poro la
Vill a las fiestas de Santa Cristina, Sa ntiago y San
Te lmo, y e l vera no todo que es para Ll oret una
continua Fiesta Mayor; los forasteros saben de
sobra lo que aquí se goza y lo que aquí les es-
.pera. Y ansiamos vivamente entregarnos a la lo-
co carrera de "S'amorra amorro", en honor de
"Sa Rellíquia"; dar rienda suelta a l espíritu críti-
co, en el "Bo ll de Plac;a", ante las gentil_es Obre-
ras de la Santo y sus primorosos vestidos de ce-
remonia; hierven en ansias de poll o asado unos,
de concierto y de e ntoldado otros, y muchos-
¿por qué no decirlo? - de vestirse la pescadora
azul y co lzarse sus más raídas alpa rgatas y diri-
gi rse a l mar, atravesando con aire ausente y dis-
tra ído la muchedumbre endomingada.
Sí. Estos son momentos más propicios a la
agudo consigno, que o la p rolijo explicación; o
la expansión bullicioso que a la filosofía.
Sea, pues, para e l exterio r, nuestra consigna
ca rtelera: ¡¡¡Por tierra, mo r y aire, a Llo ret de
Ma r!!! Y sea lo acción consigu iente, uno invasión
triunfante, po r los cuatro frentes, de este paraíso
mediterráneo, que espera o todos con los b razos
abiertas y el corazón agradecido.