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féVols un Uoref ben servit?
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I A que se armo en Lloret, en 1815. cuando por el ràpldo y en la família. Se habría dicho que aquellas buenas gentes
crecimiento de la Villa, la Iglesia Parroquial "se hizo habrían dado manos y pies por una Iglesia nueva, y que les
sobraban alientos para plantificar al Puig o donde fuere la
pequena", podria tal vez repetirse en nuestros dias. ya que Catedral de San Pablo. Pues bien: De la noche a la manana
està probado que el espíritu de los pueblos se mantiene incò- no se habló màs del asunto. Al fin y al cabo —pensarían—
lume a través de los tiempos; lo que cambia es la anècdota. fabricar una Iglesia nueva exige trabajo y gastos que. bien
mirado, pueden ahorrarse. ^No habían pasado sigles, así? La
Pues bien. La gente ya no cabia en el templo. El senor Tglesia, pues, podia muy bien seguir como estaba. Y siguió
Rector, Mossèn Torramllans. encargó al arquitecte unos pia- como estaba... Y tan campantes.
nos para ampliar la iglesia, y el arquitecto se descolgó con
los pianos de una iglesia nueva. En otros pueblos quizàs le FIGURAS
habrían dicho muy cortesmente al tècnico: "No, senor. No
es necesario un templo nuevo; sóio deseamos dar màs cablda DE ABANICO
al que levantaron nuestros abuelos". Aqui fue muy diferente.
La Junta de Obra reunió en la Sacristía a las personas màs T El senor Peremiquel
principales de la localidad, y "se los donaren las rahons que *•• iba personalmente a
allegà l'arqultecto per haber fet uns pianos de Iglesia nova, Barcelona, cada trimes-
y no d'engrandiment de la actual com se habia projectat y tre, para cobrar el cupón.
resolt". Aquel otono, efectuado el
cobro, sentóse en un ban-
Tan convencidas debleron quedar las fuerzas vivas, con co publico para tomar el
tales explicaciones, que su eufòria no se limito ya a aceptar la sol. La mafiana era fría,
Iglesia nueva, sinó que se trató nada menos que de buscarle
un nuevo emplazamiento. Unos opinaban que saldría mejor —Pa fred, avui,..!
y màs barato fabricar el templo "Dalt del Puig"; y otros que —le dijo un desconocido
debia continuar en el llano. Però los " p r i n c i p a l e s " por si a nuestro paisano para entrar en conversación. Sentóse a su
solos nada podían decidir. lado y halagando su codicia con mucha habilidad acabó por
colocarle tranquilamente a Peremiquel "un pliego de valores
EI Pàrroco y el Ayuntamlento, a voz de pregon y a son de muy buenos", a cambio de las pesetas que acababa de cobrar.
campana, convocaron el vecindarlo para que resolviera, y
entonces la disputa acerca de la ubicación del templo se hizo Pue un timó. El disgusto y la indignación de la víctima,
extensiva a todo el pueblo, Tampoco se entendió el pueblo. mayúsculos.
Una comisión llamada a deliberar y a decir la última T T Peremiquel, volvió a Barcelona el trimestre siguiente.
palabra sobre el asunto, con la promesa formal y unànime de * ^ • Habia cobrado sus rentas y. sentado en un banco de la
la feligresía de acatar su decisión, fracasó en redondo. Hubo estación de Prancia, esperaba tomar el tren.
comisionados que escurrieron el bulto alegando que "tenían
que ir a pescar" y hasta "a funerales". La junta estuvo a De pronto se le acercó un desconocido. Nuestro hombre,
punto de disolverse por cansancio en dos ocasiones, y a la escarmentado, "levantó las orejas" e. instintivamente, se
segunda hubo que ir en busca de los vocales que ya se habían apretó la cartera sobre el corazón. Recordo el timó y cl comen-
ido, para que tomaran parte en la votación. El pàrroco habló tario sobre el frio que lo precedió. La ira le encendió el ros-
de castigo del Cielo para unos payeses que escandalizaron. Y tre... Esta vez, però. no se trataba de ningún maleante. Era
cuando por fin se llego a un acuerdo, el pueblo, olvidàndose un buenísimo sehor de la Costa que buscaba companía para
de su promesa, no quiso acatarlo. Se reprodujo el cisma con m a t a r el tiempo y distraerse con la conversación.
màs encono que antes.
—Pa fred. avui...! —dijo inocentemente a Peremiquel,
El Rector y el Vicario, con diligència y paciència ejem- sentàndose a su lado.
plares, pasaron casa por casa explorando la voluntad de los
feligreses, enmedio de una brava efervescència popular: "Ni —Es c fa fred! —replico furibundo Peremiquel, dejando
un rejol per lo Puig", votaba uno; "Al Puig ni mort ni v i u " helado al pobre senor, mientras huía de él, apretando màs
hizo constar otro; "No vol votar", dice màs allà... Pese a ello la cartera.
el plebiscito dió 473 votos a favor del Puig, c o n t r a 118 por el
Llano. Los ànimos del pueblo estaban al rojo vivo. No se ESTEVE FABREGAS Y BARRI
hablaba de otra cosa en las calles, en la playa. en el campo
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