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CARTA DEL DIRECTOR
Perdera estilo
el morirse
TBAMUNTAHA Junto a novicnibre, con tardes color de cera, con deudos bis-
biseando oraciones de ànitnas y difuntos, próximo al gemir de
REDACCIÓN V ADMINISTRACIÓN: los plantes, dejamos la quieta imagcn del coche fiincbre de Ja
LLORET DE MAR: SAN ROMAN 4 Villa. Un coche para cl postrcr viaje de cercanias, como otros
habrà rodado por la vieja piel àsjiera de Cataluíia. Un coche
APARTADO 5 simple, de modesta pompa y rudo caminar, que dosifica flota a
gota la tristura, camina del arrabal. Y cuando lleva una carga
DEPÓSITO LEGAL fle ataúd blanco, con el nino ycrto.... jqué irregular!..., jcuàn in-
GE. 170 - 1963 justo y absurdo contrasto!
IMPRESIÓN: Lc dejamos hoy aquí, a la siniestra de la pagina, igual que
GRÀFICAS TABERNER-GERONA una cmbarcación pucsta en seco al amparo de los golpes de la
mar, Talmcnte varado en su estampa de eternidad.
DIRECTOR Y COMPAGINADOR-
N. PIJOAN GÓMEZ Ya de tal guisa, ya capitàn de luctuosos cortejos, le foto-
grafiaron, le pintaron, dibujaron y lc vieron mïles de turistas
curiosos. Tienc su hcchizo morirse en Lloret. Estc coche da un
estilo, da el tono a la muertc. Lc resta terror, anadiíndole lla-
neza, intimidad, y hasta una miaja de cachazuda resignación.
Sénnos tolcrado imaginar a fucr de ensimismados amantes de Llo-
ret, cl «americano» caprichoso y romàntico que quiso un en-
ticrro de primera con música de las islas. Ya avanza cl séquito.
Una banda de viento, derrengada, pintoresca, nos mece el cora-
zón con la mas lànguida habanera, jOh la insustituible brujeria
de lo plebcyol iQué otro carruaje?, iqué espècie funerària con-
vendría mas al antojo del indiano, que el primoroso coche de
Lloret de Mar? Casemos pues nuestro vehiculo con la historia
y Ja fantasia de Ja Villa.
Pcro los ticmpos atropellan e imponen gustos uniformes. Hà-
blasc ahora de modernizar el servicio. y sabemos lo que el de-
seo significa: Hay que aprestarse para el postrer entierro que
irà en el cóche. El entierro del matiz.
Quede en la revista, un eco de la brava y hasta turística
existència del viejo amigo; próximamente varado para siemprc
en aJgún rincón de la costa mas Hnda.
Nosotros te saludamos, joh carroza de] «mas acà»I, cuya sola
presencia ingènua, cuyo monótono chirriar de frenos y olor a
pintura y barniz, hacian no pensar en esas cosas madrosas y
terribles del mas alia.
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