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Inglaterra si, Inglaterra n o . . .
Mas, iquién tiene razón? De Gaulle ha dicho: «Las
puertas no estan cerradas para el ingreso de Inglaterra.,
Però mantiene firmes las condiciones del Tratado de Ro-
ma, en las cuales no hay ningün apartado que especifíque
las solicituees inglesas. Una de cal y otra de arena. Con
estàs peticiones Francia queda perjudicada por su calidad
de pafs agrícola, mercado éste que es el que Inglaterra
explota con toda la entelèquia por ella dirigida y que le
ofrece muchas màs ventajas, de momento, que el europeo,
Dejando aparte, claro està, la parte afectiva que en los
ingleses siendo tradicionalistas tiene su peso.
Pensar en formar una comuntdad europea, econòmica
y política sin Inglaterra' es una idea de una ingenuidad
aplastante. Por otra parte el ingreso de Gran Bretana pre-
cipitaria el de otras naciones como Irlanda, Noruega y
Dinam;,rca. segi'in el «plan alemàn- del ministro Scnroe-
der. Ingreso que robustecería notablemente el Mercado
Común.
La tesitura del General nos parece de una firmeza
extraordinària. Sus éxitos en política exterior, bíen sea en
el àmbito de la fuerza nuclear pròpia, o bien con el pacto
Iranco-alemàn, son febacientes. Paralelamente a ellos es
lógico deducir que el rango de Fraucia ha siibido también.
Esto ha creado en el General un4 atmosfera de plena con-
fianza y valer en sí mísmo que bace posíble su actual
postura.
Mercado Común: 2 0 Naciones
La firmeza del General y la Hammarskjold aquel gran amante de la paz dijo: La
tolerància es la base en el mundo de hoy. De Gaulle no
Encrucijada europea puede cerrarse en banda bajo ningún aspecto. De Gaulle
tanipoco puede pensar que el Meicado Común ya està
Europa se encuentra polfticn y económicamente en bien con los "seis". iQué competència puede senalar este
un período de transición. Y digo transíción porque entre actual Mercado Común en todos sus ordenes, a Ruíiia y a
lo que es y puede ser media un abismo. Mas, como en Estados Unidos? Muy poca. Y en definitiva es de lo que
todos estos estados rrnnsitorios, que se provocan o tíenen se trata.
Sil oriyen en la supeiación, 1^ senda hasta llegar a ella es
angosta y difícil. Cre^r una Europa Federada, —meta en Veamos cifras. Solo en el aspecto humano: El actual
esa superación— con una sèrie de naciones que tienen Mercado Común cuenta 168 millones de babitantes y lo
una personalidad intensa, y màs que demostrada a través integran seis naciones. El Mercado Común sofiado: unes
de una historia transvertida de hechos, es harto emba- 318 millones y cerca de 20 naciones. Rusia europea y zona
razoso. de influencia: 246 millones de babitantes Estados Unidos:
180 millones de h. Estàs cífras parecen fabulosas con notò-
Pretender que Inelaterra, que ya tiene su pequeno ria ventaja para ese M. C. softado, però son nuíy poco ais-
Mercado Común con los países de la Comnionwealth lo ladamenre si seflalamos los 600 millones de un no muy
abandone, para arrofarse en brazos de otro mercado al lejano peligro: el chino.
que le faltan aftos de experiència no es cosa fàcil. Aquél
tiene la ventaja de que ella es su cabeza rectora, este le Si el M. C. y con él De Gaulle tienen unas aspiracío-
ofrece la posicíón geogràfica. Inj^laterra ha llevado siem- nes tan reducidas. Europa nunca ocuparà el lugar que le
pre la política europea a su aire. Con el Mercado Común corresponde. Segulremos, -sin tener porqué-, bajo un dl-
ha intentado hacerlo. Y ha tropezado jEienvenido el tro- recto influjo de los dos grandes colosos que pronto seran
piezo! El tropiezo es rectificación. Desde ahora ya no in- tres. El M. C , la esperanza de tantos y tantos europeos
tentarà jugar màs con él. Ha recibidc sin duda alguna una habrà fracasado.
de h? bofetadas màs fuertes de su hístoiia. Francia, no
olvidemos, —que justo es recordar y creemos que De De Gaulle. cuyo poder se consolida màs cada día que
Gaulle también recuerda— ha cobrado niuchas màs por pasa. no puede mantener por mucho tíempo esta actitud
parte de la ahora castigada. No cabé asustarse. Esto son de dureza. El Reino Unído no dudamos por otra parte
veleidades del juego polílíco. que acepte ciertas limitaciones relativas a sus demandas.
El dialogo se impone una vez màs como base formal para
salir de esta encrucijada. De él podria surgir alguna solu-
ción que bien pudiera ser una revisión o reestructuración
del Tratado de Roma.
JOAQUIM ESCUDERO CUEVAS.