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TRES HISTORIAS DE GATOS
A Brigitte Bardot, bella musa de la Asociación
para la Defensa de kis Animales, con
admiración y simpatia.
• La gatofagia debe de formar parte de la bromatología hu-
mana desde mucho antes de que esta palabra fuese inventada, des-
de las primeras sociedades del homo menos sapiens.
En la zona corchera de Gerona, desde Lloret a Darnius,
constituyó el gato una manjar codiciado por los hombres que en
aquella indústria, la del corcho, trabajaban. Es làstima que el
maestro Pla, que tan magistralmente ha descrito a aquella gente,
no nos hable de la que fue una de las mayores apetencias gastro-
nómicas de aquellos hombres. Qujzàs y o , con menos arte, intente
hacerlo un dia.
Estàs historias que hoy, podrían ser un anticipo. Si otra co-
sa no, tienen el mérito de ser rigurosamente verídicas.
EL ARTE COQUINARIA DE PERFECTO
• Viví en la hermosa ciudad de Banolas el glorioso verano de
1939.
La Tercera Companía estaba aiojada en lo que había sido
una capilla en la Plaça de les Rodes. En la mlsma plaza se halla-
ban también el comedor de Oficiales de la companía y lacuadra
de la compaRía de Ametralladoras; en sus altos, entre sacos de ce-
bada y balas de paja, dormían los acemileros de ella, nuestro cocl-
nero y nuestros ordenanzas.
i La Tercera Companía! iCon qué emocionada gratitud,
con qué placer la recuerdo. Fue la primera fuerza que tuve a mi
mando. Magníficos soldados del Campo Charro y de tierrascace-
refias. De breve talla, incansables sus cuerpos de correosa muscula-
tura, valientes, alegres, fieles hasta el sacrificio. Magníficos sus
suboficiales, espléndidos mis companeros en el Mando: Vicente,
el Capitàn, un zamorano de Orense; Justino de un pueblo a caba-
llo de la divisòria de León y Asturias; Mario, un cortijero córdo-
bes, poeta, sofíador, el intelectual de la compariía.
Hacía mas deleitosa la vida en aquel verano inolvidable
nuestro cocinero Perfectd, c u y q arte entre los fogones era solo
comparable a sus manas para capturar gates.
Un dia del mes de agosto, Perfecto y sus camaradas cazaron
en los altos de la cuadra un joven, grande y gordo felino, que Per-
fecto guisaria con su proverbial competència. Al dia siguiente, un
vecino le regalo al Capitàn un lechoncillo. Debia de ser el "renoc"
de la lechigada a juzgar por su tamaRo. Estaba, eso sí, bien cebado
y luciente.
Era la hora meridiana cuando llegué a la casa. De lacocina
Ilepaba un olor estimulants. Entréme en ella y minutos después
"par l'odeur alleché", como el zorro de la fàbula, se presento el
Capitàn.
— Campuzano, iqué te parece el animalito?
Me parecía estupendo, olía a glòria, debia de saber delicioso
però me pareció también pequeno para cuatro militares, tres de
ellos con veinte aRos recién cumplidos. Y así se lo dije.
— Seremos solo tres.
Vicente, veinte afios mas viejo que yo, veterano de las cam-
panas de Marruecos, tenia el humor y la cazurrería de un aldeano
de su tierra de adopción. Llamó a Perfecto aparte y mantuvo con
él un breve conciliàmbulo. Volvió a m i con una sonrisa de satlsfe-
cha malícia.
Media hora después, cuenta dada de un sabroso potaje, Per-
fecto trajo a la mesa el lechoncito. La expresión triunfal en su ca-
ra era la del artista orgulloso de su obra. No tardamos en compro-
bar que tenia sus motivos.
—'Perfecto, iesto es fabulosol
— I Huele divinamentel
— i Eres un artista!
— A propósito —pregunto el Capitàn- : iOué tal salió el ga-
to que ayer os comisteis?
— iCo-jo-nu-do, mi Capitàn! En esta misma cacerola lo gui-
sé.
Yo había mientras trinchado el gocho y estaba sirviendo a
nuestro jefe, Mario, que levantaba ya su plató se-puso amarillo co-
mo un limón tarado, púsose en pie y salió corriendo hacia el pa-
tio. Segundos después oiamos el espàsmodíco estertor de un hom-
bre vomitando.
Vicente ataco su porción triunfalmente.
— ITe dije que no seríamos màs de tres!
EN PAU DES GATS Y LA RÀBIA
• El verano de 1944 estarà vivo en mi memòria mientras esta
vieja cabeza conserve la facultad de recordar.
El duice, exqulsito recuerdo de Alícia Valderrama y la esca-
lofriante vivència de veíntíún casos de ràbia declarades en una Vi-
lla de poco màs de tres mil habitantes de la que yo - ipobre gen-
te!— era su Alcalde,
Debò aquí hacer pública mi agradecida admiración al perso-
nal facultativo y auxiliar del Instituto Antírràbíco de Barcelona:
nínguno de mís administrades murió de aquella espantosa enfer-
medad, aunque todos tuvieron que padecer el entonces penosisi-
mo tratamiento.
Un perro grandote y peleón propiedad de una distinguida
família veraneante en Lloret mordió a su duería, sus híjos, Servicio
amigos y vecinos. El animal que se escapo al ser conducído al Ins-
tituto Antírràbíco para su observacíón tuvo que ser rematado por
la Guardia Civil.
Con el perro muerto nq se acabo la ràbia. Una vecina asusta-
da vino a comunicarme que en la casa convivian y peleaban con el
can dos rollizos felinos.
iCómo meter mano a dos gatos "presuntamente" contagia-
dos de hidrofabia? Yo he consíderado siempre menos pelígroso
encerrarme en el albero con un Victorino que hacerlo en una ha-
bitación cerrada con un míníno. Però mi "baraka" (1) que en mís
aRos juveníles solia acompaRarme no fallo en aquella ocasíón: A
la puerta de mi casa dí con Pau des Gats.
Pau era un viejo borracho, de paso vacilante y manos tem-
blorosas. Tenia justificada fama de ser un adicto a la gatofagia y
cazàndolos era un Nemrod. Era el terror de las amas de casa que
se precíaban de criar uno bonito y gordo.
^Qué si quería ganarse díez duros? Seguro. iSe sentia capaz
de la faena? Por descontado. Solo necesitaba un saco. Le dí un
saco el mejor que había en mi cuadra y le acompaRé a la que yo
he siempre llamado la casa del terror. Yo tenia una llave, el entro
y lo encerré con el saco y los tigres.
Diez minutos màs tarde Pau golpeó en la puerta.
— Un, ja el tinc, l'atru ha fotut el camp per la teulada.
— Pau, aquest gat està segurament rabiós. Posa una pedra
dintre el sac, lliga'l ben lligat i... fot-lo en mar.
— Tan tendre, tan maco, tan gras... INo us penseu pas que
el tiri en mar.
— Mireu que aquest gat és segurament rabiós... Jo no vull
més problemes.
— Bah! Ben cuit, amb un bon alioli no pot fer-me cap mal.
«*»»»»*#•*•*»»*»»•»»
Pau des Gats vivió aún algunos aRos, lo que demuestra que
sí bien la ràbia se transmite por la boca, nunca se adquiera "per
os" (2).
YA NO HAY GATOS EN EL PATIO
• Estoy con una joven amiga en el Bar-Cafetería de un amigo.
Una gata atigrada, gorda, relucíente, se pasea con felina elegància
por la sala.
La joven pregunta sí espera pequenos. No, està gorda de
tanto comer. La casa tíene también servício de restaurante.
— dLa pínchàis? —No, no la pinchan ahora. Es una gata
muy casera, nunca se va de tejados.
— Però debe de haber gatos en el barrío; seguro que la gata
debe también de recibir muchas visitas. Vuestro jardin es accesí-
ble para un gato.
— Sí, en el jardin había siempre docenas de gatos, però des-
de que se abrió un restaurante chino aquí muy cerca han desapa-
recido todos. . _, . , , , _
El Alférez Campuzano
Mayo,1988
(l).-Baraka.- Voz arabe que significa suerte. La utilizaban
con frecuencia los soldados de las Fuerzas Regulares Marroquíes.
(2).- Per os.- Acusativo latino de "Boca". En romance,
"por via bucal", como todo el mundo sabé.
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