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ELLLORETENSE

pero su carácter alegre y espansivo habíase trocado      —¿Guardas aún Jas flores, Margarita? p r e -

en reservado y taciturno.                                guntó el americano ¿» la joven.

Huérfano desde temprana edad, poseedor de una - —Las llevo aquí, contestó ella mostrando un pe-

pequeña propiedad, al cuidado de un anciano tutor, queño ramillete de rosas, son de muy hermoso tinte.

y teniendo la carrera de marina, su posicióaera          —Porque son el emblema del amor.

desahogada y-podía cubrir Jas atenciones de la Vi-       Margarita calleV ruborizándose, pero su madre,

da, sino~con entera holgura, al menos con bastante se encargó de contestar por ella diciendo:

comodidad.                   ,,                          —Vaya, caballero, creéis muy perspicaz á mi

Deslizáronse los días de su infancia al lado de hija, decisle amor.., ¿pues qué acaso sabe ella loque

Margarita, niña que comp-artía ¿on él sus juegos, y es amor?.,. Si lo supiera y me tuviese un rayo de él

que hoy era una bellísima joven de.18 años.              me obedecería no habiéndome más de ese Enrique

Llegado á la edad de las ilusiones, edad de. en- iluso y necio tyue:ha,;de Jabrar su desgracia y mi

cantos y poesía, Enrique, que había--amado coíno desesperación. ",••>";,..•                    '

niño á la compañera insepariíbte de^su infancíá/Mén- ' —Es un niño, señora, contestó el americano, y

tía inclinado su corazón ante los encantos de.aqfte- no hay que hacer caíso de sus tonterías.
lla que hoy se ruborizaba en su presencia, aumen- : v Enrique s.inti^uiijíp'toiáa su sangre á la cabeza,
tando con el carmín la belleza de su rostro. Enri- pero su contuvo. ;f' ' :

que la amaba, y ella, pura como la brisa que mece        —De manera, continuó el que hablaba dirigién-

las olas en plácida bonanza, había correspondida dose á Margarita, ¿qué guardarás esas flores como

su noble afecto y felices hubieran sido ambos, ái-no- regalo de un amigo que te estima de veras?

interponerse la ciega ambición de una madre cruel        —¿Porqué no?,.; contestó ésta; ya os he dicho

y desnaturalizada.                                       que me gustan mucho las flores.

Enrique notaba la aversión que le ten{a la madre ••'• —Siendo así me <;reo dichoso, viendo que no des-

de Margarita y no ignorando las frecuentes visitas preciáis mi a tencióiu

de cierto americano muy rico,, sufría un dolor-iin* .•',•; —Eso nunca, Fernando, contestó la joven con

menso que destrozaba su corazón^.. ¡Tenía celoSÍ... un acento dé natural educación, pero que hizo re-

• •'             • '. i n .        "••'  '•;• • . ••:--  chinar los dientes de Enrique, quien no pudiendo
                                                         contenerse por más tiempo salió de su escondrijo y
Paseando estaba una mañana dé Mayo por lino              tocando en el hombro por} detrás al americano le

de los caminos que conducen al célebre Santuario

de Santa Cristina, cuando notó á no muy larga dis- d i j o : -••;••'', .   * : - • • ' ••

tancia que alguien se acercaba. Paróse de repente ij —Caballero, este niffo quiere deciros uua pala-

y escuchando una voz que le pareció la de Marga- d a . '. •               ^ : ^ ' % . : \ - > i v ' '-••

rita, tcato.de ocultarse .^i^-HDtó'.'plaBtafl.-íf^piíf ííf; ÜÜ'fayo O/ueT^^^e'c'alüoífrente a ellos, hubTé^v

la margen-del camino le ofrecían uii buen punió de rales dejado menos inmóviles viendo ante sí la figu-

observación.        ./ •                         ^ ra de Enrique en ocasión tan inesperada.

    Y no se equivocó en efecto, pues casi al instante                      EDUARDO SAINZ NOGUERA^
vio aparecer la cabeza de Margarita, cuyos cabellos
negros y rizados daban á su rostro blanco y sonro-       {Continuará)

sado, una espvesión casi divina. Vestía con elegan-                        Cárdenas. 14 Abril 1885.

cia aunque sin vanidad ni exageración.       ..

Acompañábala su madre, la cual, á pesar de las           Sr. Director dé EL LLOKETENSÉ.

arrugas que surcaban su faz, conservaba vestigios             Muy señor mío: Sigue la'crisis económica. El
                                                         mercado de azúcar postrado. Ha reinado en Ja pla-
de una verdadera hermosura, aunque su corazón,no         za completa desanimación.

distaba mucho de estar en armonía con.esta, pales         " - En Londres (principal mercado que da el alerta
                                                         de las cotizaciones áítotíos los demás] se mantienen
era socio de la perfidia más refinada. Era unaSde        firmes los precioseañ tendencias á mejorar y, no
                                                         obstante, en New-York rigen con nuevos descensos,
esas madres que antes de informarse de la honradez       lista anomalía perjudica muchísimo á nuestros pro-
                                                         ductores; Aunque parezca estnipo que nuestro más
del pretendiente de su hija, solo preguntan si es        próximo mercado consumidor pague á más bajos
                                                         precios nuestros azúcares, creo que esto tiene fácil,
rico.                                                    esplicación y es lá:especulación de los Norte-Ame-
                             IV..                        ficonos que nos explotan^ su sabor gozándose en
                                                         nuestros'apuros.í¡st|ín,si%equiere, en su derecho.
Enrique las vio llegar. Ocultóse más y más entre
                                                             En el presente siglo heriros tenido otras crisis de
el ramaje y hasta pai'ecía detener su respiración ob-    igualjiatnraleza y concluyeron bien, por tanto no
                                                         hay que desespérargi por la que estamos atravesan-
servando atentamente." 1 .                   >:          do seguro de qué ño pasará mucho tiempo, sin que
                                                         se acabe el actual estado económico.
De repente llevó la mano al corazón, cual si. en
                                                             Lo qlie debemos'procurar es impulsar el trabajo
él sintiese el aguijón más venenoso de la tierra. Aca-   y aumentar la producción con un buen sistema de
                                                         economías.
baba dé divisar que junto á Margarita venía un Hom-
                                                             Tocante al tan cacareado" tratado con los Esta-
bre como de 35 anos de rostro moreno y de. mirada        dos-Unidos casi me atrevería á asegurar que no nos
                                                         conviene su ratificación, es decir, sería un tanto
torva y ceñuda.

Era el americano que tanto desasosiego le cau-

saba.                      .' •

Enrique estuvo á punto de salir de su escondrijo

y disputarle el sitio que le pertenecía,, pero creyó

prudente observar y no precipitarse.
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